miércoles, 29 de diciembre de 2010

El juego del bicentenario

Una de las cosas que me "pasaron" este año fue empezar a ver la TV pública. A partir de 6,7,8 fuí descubriendo una grilla diferente. Nunca ví programas de entretenimientos, llenos de chicas semidesnudas y cómicos de mal gusto haciendo gala de groserías. Tampoco veo telenovelas, prefiero el cine, los libros. Pero he descubierto algunas cosas. El Canal encuentro. El Juego del Bicentenario. Paenza y las matemáticas. Una propuesta gastronómica más cercana a la cocina "real". En fin, sigo viendo las series yanquis de detectives y escenas del crimen. Como todo psicólogo, desentrañar desde una pista mínima la raíz del problema es apasionante y por eso, el análisis de las evidencias y los perfiles psicológicos me atraen.
Y uno que ha vivido en provincias tan diferentes como Salta respecto de Tierra del Fuego, o el norte del Chubut a la junga del chaco salteño, aprecia mucho más el esfuerzo plasmado en mostrar la diversidad cultural y étnica de este país maravilloso. por eso me enganchan estos programas. Esas personas, generalmente porteños que vacacionan en otras latitudes y desconocen nuestra geografía, los que subestiman a los provincianos por su color de piel, sus tonadas, su pachorra realmente se sorprenderían escuchando sus respuestas acertadas sobre nuestra Historia y nuestra Cultura. Y mucho más se sorprenderían aprehendiendo esas historias de vida donde los valores, las conductas, la pirámide estructural cuya cima es la solidaridad y la base es la palabra empeñada. Y los jóvenes que consumen música bolichera pero la entreveran con las chacareras y las zambas. Y los maestros que donan sus sueldos para terminar la escuela (Instituto Técnico de Río Ceballos, Córdoba), y los que forman orquestas de púberes y adolescentes que, hasta hace una década, tenían como único destino el trabajo de la zafra algodonera o desflorar tabaco y hoy, empuñan instrumentos, leen partituras bajo la batuta de profesores que se arremangan bajo el sol misionero.
Y ya sabemos que hay de lo otro. Hay droga y alcohol y prostitución infantil y... tanto por hacer! Pero este fin de año, esta década primera del siglo XXI que termina, quiero sentirme positiva, esperanzada, llena de energía, proactiva, comprometida, dispuesta a dar y a poner el cuerpo otra vez.
Tengo sueños, pocos pero factibles. Aunque ninguno podré llevarlo a la práctica en soledad. Son sueños comunitarios, inclusivos, congregantes.
Sueño con la libertad de elegir y que la sociedad me ofrezca las mejores opciones para acceder a mis elecciones.
Ese es el primero y engloba al resto.
Sueño con erradicar palabras como PROHIBIDO, o MIEDO, o NO SE PUEDE, o NO TE CORRESPONDE...
Sueño con tomar la mano del vecino-prójimo-hermano y hacer un cerco alrededor de mi país.
Me acompañás?

martes, 28 de diciembre de 2010

Que la inocencia te valga, Pagni

Como hoy es el Día de los Inocentes, supongo que las editoriales de Pagni son una joda.
Es imposible creer que el MIEDO sea un elemento necesario para que el país mejore su handicap.
Es difícil demostrar que el gobierno y la Presidenta no produzcan hechos administrativos, ejecutivos, políticos, económicos, sociales a diario, cuando precisamente cada día se muestra una actividad constante y proactiva del PEN.
Es ridículo relativizar el incremento de las compras de alimentos en supermercados, de electrodomésticos industria nacional ( eso es valor agregado y trabajo argentino, salames), de automotores (seguimos laburando y por eso generamos dividendos en ANSES para aumentar a jubilados, por ej.) achacándolos al miedo a la desvalorización inflacionaria de los salarios, que encima el nabo de Pagni reconoce que serán aumentados!
Qué habrá tomado este pelado en Navidad ???????
Conclusión a la "tesis" pagnística =  qué bueno sería volver a un gobierno recesivo, ajustador, sin gasto público en las "masas" y con el miedo instalado para tenernos a todos calladitos.
Ni los Reyes Magos te harán este regalo, Pagni...

lunes, 27 de diciembre de 2010

Chau, amigo.

Nunca se me dió bien la sensiblería. Soy más del tipo racional. Y desde la razón hoy, recién ahora, puedo despedir a Nestor. Antes, una y otra vez la estupidez de la injusticia y la no oportunidad de una muerte apresurada me bloquearon. Veía consternada tanto geronte destructivo, amargante, detestable gozar de una vida que nada aportaba. Veía un hombre constructor, con una agenda plagada de proyectos que necesitaban tiermpo para mejorar la sociedad que lo había elegido para liderar. Y nuevamente, el que tira los dados omnipotente e inaccesible, falló a favor de llevarse al mejor. Y los gandules inútiles siguen molestando, regocijados por la desaparición de un grande, queriendo ocupar ese espacio vacío sin haber cumplido ninguna condición de accesibilidad.
Hoy, me siento más ecuánime. Consolada. Acompañada. Aceptando un duelo necesario. No tengo orfandad.
Veo incluso la ironía de esta muerte. Como un giro genial del destino, donde desaparece la figura que concentraba el odio, la molestia de no poder voltear cada apuesta ganada, la inoperancia para modificar cada propuesta  que beneficiaba a una sociedad receptora antes olvidada y menospreciada, donde congregarse contra un solo hombre era el único norte de un grupo de poder económico y político desprovisto de ideas novedosas y superadoras. Un grupo nada despreciable, por cierto, que de pronto se queda sin objeto ni sujeto a quien dirigir la diatriba destituyente, mezquina. agorera de profecías funestas incumplidas.
Esa es la suprema ironía. La muerte de Nestor fue la destrucción de la oposición. Desnudó como nunca su sinrazón, su inutilidad, sus carencias estructurales, su impotencia plasmada en esa cachetada furiosa y de una ridícula grosería. Mostró las caras sin máscaras que alternaban lágrimas "pour le galerie" con sandeces del tipo "el cajón era corto porque estaba vacío", mientras salían a la luz fotos no tan viejas con genocidas condenados. Y tanto más.
Pero no dejó de lado la dosis enorme de desconsuelo y acompañamiento de un pueblo que se acercó con la ofrenda de estar, de ponerle el cuerpo sin miedo ni pudor en un luto productivo que generó la galvanización de los jóvenes, las mujeres, los adultos, los que nunca recibieron nada y los que hoy acceden a la escuela, la salud y la  mesa servida, los actores culturales que tomaron partido a riesgo de sus carteles, los jubilados que no se tragaron el sapo envenenado del 82% trucho... el pueblo. Ese pueblo que acompañó el dolor de una mujer crecida y agigantada por esa ausencia que atravesaba su vida entera, aferrada a esos hijos que sostuvieron sin querer ser protagonistas. Y surgió después una Presidenta de la cual la Historia hablará con admiración , con el reconocimiento de sus medidas revolucionarias en la estructuración de un país que ella y él idearon para ser política, económica y socialmente mejor.
Chau, amigo. Descansá. La posta está en buenas manos y cada día somos más.
Gracias por enseñarnos a soñar.

Elementos compartidos de CHELA